A lo largo de la historia ciertos cuerpos han sido descalificados como malolientes. Los cuerpos de los mendigos, los extranjeros, los pobres, judíos, gitanos, prostitutas… todos ellos han sido en algún momento rechazados por hediondos. Los cuerpos explotados en trabajos físicamente demandantes, huelen siempre a sudor, indendientemente de lo limpios que en realidad estén, porque el olor es un marcador simbólico: oler es estar sucio, tanto física como moralmente.
Los grupos malolientes cambian según las necesidades del contexto pero los mecanismos de descalificación que utilizan el olor como marca de inferioridad se mantienen. En general lo que comparten todos los grupos calificados como malolientes es su localización marginal en el orden social. Algunos están en la parte inferior de la jerarquía, otros directamente están fuera de la clasificación social. Los otros, los inferiores, los diferentes, los marginados, los excluidos, huelen.
Texto originalmente escrito en catalán para La Directa: https://directa.cat/cossos-pudents/
Disponible en español en el blog de OACU: https://observatoriconflicteurba.org/2018/10/19/cuerpos-malolientes-huele-a-capitalismo-segunda-parte/
Si te interesa el tema tal vez quieras leerte el artículo en AIBR-Revista de Antropología Iberoamericana El olor del cuerpo migrante en la ciudad desodorizada. Simbolismo olfativo en los procesos de clasificación social.